Basílica de la Merded
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Los Mercedarios es la primera orden religiosa que solicitó un lugar para establecerse en Santiago, en 1549. Se les confirió la Ermita del Socorro, ubicada en la ribera sur de la Cañada (hoy, La Alameda). Sin embargo, al poco tiempo y mientras evangelizaban el sur de Chile, el terreno fue entregado a los franciscanos. Esto produjo disputas entre las dos órdenes. Para terminarlas, se entregó a los primeros la Ermita de Santa Lucía, situada en los faldeos del actual cerro del mismo nombre. Ahí, los Mercedarios, en 1566, se dan a la tarea de construir un templo. Levantan, según los testimonios, una hermosa iglesia que se mantuvo hasta 1647, ya que se derrumbó con el terremoto de ese año. Un nuevo templo de líneas más elegantes reemplazó al anterior. Alcanzó a estar en pie hasta el terremoto de 1730.El actual templo, ubicado en la calle Mac-Iver con Merced, fue terminado en 1795. Al finalizar el periodo de construcción se incorporó el arquitecto Joaquín Toesca a quien se atribuye, especialmente, el diseño del altar mayor. La participación de otros artistas permitió una rica ornamentación, desdibujada en posteriores remodelaciones. Solo el altar mayor y el púlpito conservan la originalidad de los primeros tiempos. Es un lugar amplio, de setenta metros de largo. Tiene tres naves y fue designada como basílica por el Papa Pío XI. En 1928 se instala el carillón de 25 campanas de bronce que se ha transformado en parte de la identidad de este antiguo lugar de culto.La importancia que esta iglesia tuvo en la Colonia se manifiesta en los personajes que están enterrados en ella: Inés de Suárez, su esposo, Rodrigo de Quiroga, y Mateo de Toro y Zambrano.
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