En septiembre de 1911 el presidente Ramón Barros Luco inauguraba las obras que darían inicio a la construcción de la Población Huemul, financiada por la Caja de Crédito Hipotecario. Ubicada entre las calles Franklin, Placer, Lord Cochrane y Huemul, este proyecto del arquitecto Ricardo Larraín Bravo pretendía ser una respuesta concreta a la necesidad de construir viviendas económicas, higiénicas y de calidad para obreros. Casas sólidas de fachada continua, bien ventiladas y con patios interiores, se planteaban como alternativa a los cités y conventillos de entonces.
En 1914 se termina la primera parte y en 1918 se completa la obra con las llamadas instituciones de beneficencia. Al fin del proceso de construcción, la población contaba con una plaza, como centro de un conjunto seis manzanas rectangulares, y diversos servicios que permitían a los habitantes satisfacer la mayoría de sus necesidades. En el espacio de la nueva población, se instalaron dos escuelas, una de hombres y otra de mujeres, capilla, biblioteca, asilo para madres solteras, una maternidad, la institución denominada «Gota de Leche» para alimentar a los niños más necesitados, una sucursal de la Caja de Ahorros y un teatro. Algunos afirman que hasta se incluyó una logia masónica. En la construcción se usaron buenas y finas maderas y se reemplazó el adobe por bloques de cemento. Estos últimos, fabricados con materia prima traídos de Inglaterra, junto planchas de zinc y clavos triangulares. Asimismo, las palmeras de la calle Bio-bío, eje del barrio, fueron traídas desde Islas Canarias.
De esta forma, la Población Huemul se transformaba en una “población modelo” para la clase obrera, empleados del estado y comerciantes del lugar. Fue la primera “ciudad satélite” de Santiago.